En 1800, la noble familia Omorovizca construyó el balneario Rácz en el lugar de un manantial curativo medieval de Budapest. Doscientos años después, Stephen de Heinrich  y su esposa Margaret, inspirados por los efectos curativos de las aguas ricas en minerales en su piel, vieron su potencial para ser aprovechados en una línea de tratamiento. Al contar con la ayuda de un equipo de científicos galardonados con el Premio Nobel, Omorovizca desarrolló Hydro Mineral Transference, un sistema de entrega que permite la absorción de minerales de las aguas curativas de Budapest por la epidermis para una piel más firme, flexible y de aspecto más juvenil.