Descripción

Douglas Hannant, diseñador de alta costura para mujer, presenta una fragancia firmada por él y desarrollada en colaboración con los perfumes Robert Piguet.  Inspirada en la sofisticación de la alta costura, la fragancia es un floral ligero, muy actual, limpio y fresco.

La fragancia abre con notas de azahar, pera y gardenia. Pasados unos minutos, la sorpresa, un exuberante corazón del  nardo más exquisito que  nos atrapa sin remedio. Y, a modo de gran final, se abre camino un fondo seductor, exótico y erótico de jazmín, sándalo y almizcle.

En consonancia con la sensibilidad creativa de Douglas Hannant y fieles al espíritu exclusivo de la alta costura, cada uno de los botes se llena, etiqueta y sella (el sello, además, es de plata) de forma manual. �?Me entusiasmó la propuesta de Perfumes Robert Piguet para colaborar en la creación de este extraordinario perfume, de la mano del maestro perfumista Aurélien Guichard  1.�?, dice Hannant. �?Es una fragancia juvenil, muy actual y femenino, que estoy seguro que van a disfrutar mis clientes de todo el mundo.�?

Douglas Hannant (DH) es la primera fragancia de la Maison Robert Piguet firmada por un diseñador de moda. También es la primera fragancia original desde los años sesenta. DH encarna el legado de Robert Piguet, cuyo compromiso con el buen gusto, el auténtico lujo y un innato sentido de la seducción, es el artífice de una belleza intemporal.

Tal vez el nombre de Robert Piguet no sea especialmente conocido para el público en general pero sí lo son algunos de los modistos a los que formó desde que abrió su casa de alta costura en París en 1933. Christian Dior, Pierre de Balmain y Hubert de Givenchy fueron algunos de los diseñadores para los que Robert Piguet fue no sólo un amigo y mentor, sino como referente de la elegancia y el buen hacer. Y en el universo de los perfumes, el �?maestro de maestros�? lleva desde 1944 enamorando a las mujeres más elegantes del mundo. Fue en ese año cuando lanzó Bandit, del que Lauren Bacall era una de sus incondicionales. Le siguieron Visa (1945), Fracas (1948) y Baghari (1951), todos ellos auténticas leyendas que en pleno siglo XXI siguen estando tan vigentes como el primer día.